Por Artur Diyarov, entrenador en la Academia Sánchez-Casal
Mi nombre es Artur. Soy de un pueblo pequeño de Rusia y llegué a Sánchez-Casal Barcelona en el 2008, como estudiante-atleta. Y, tras unos años, pasé de ser estudiante-atleta en la familia de Barcelona a ser entrenador de la Academia Sánchez-Casal. Desde entonces, he trabajado en 3 continentes diferentes: en Sánchez-Casal Barcelona, en Sánchez-Casal Florida y ahora estoy en Sánchez-Casal Nanjing, en China. Es mi tercer año en China y puedo decir que ir a China fue la mejor decisión que he tomado, por la gran experiencia que me ha aportado vivir una cultura totalmente diferente. Estoy al cargo del Traveling Team de Sánchez-Casal China y, durante mi primer año aquí, viajé alrededor de 50 semanas, así que apenas estuve en la academia.
Cuando llegué por primera vez a la Academia de Sánchez-Casal, no hablaba ni inglés ni español, por lo que pasé una temporada difícil, hasta que me adapté. Sin conocer el idioma y viniendo de un pueblo pequeño en Rusia, trasladándome a una gran ciudad como Barcelona, con tanta gente de diferentes culturas, no fue algo fácil. Aun así, seguí adelante y me convertí en quien soy hoy gracias a la Academia.
El tenis es uno de los deportes más nuevos en la cultura China. Pero los jugadores lo han adoptado muy rápido y viven «el mundo del tenis» con mucha intensidad. Los jugadores de China son muy trabajadores y dedicados, por lo que este deporte allí ha experimentado un gran desarrollo.
Me convertí en entrenador de tenis gracias a mi pasión, que nace gracias a una persona clave en mi vida: Antonio Hernández, entrenador de la Academia Sánchez-Casal de Barcelona. El me ayudó y dejó una gran huella sobre mi, cuando yo era jugador. Cambió mi vida a mejor y fue mi segundo padre, mi ídolo. Antonio creyó en mi cuando se puede decir que no era el mejor ejemplo como jugador y, por ello, quise hacer que se sintiera orgulloso de mi. Así que cambié mi vida a mejor. El impactó en mi vida y eso es lo que yo, ahora, trato de hacer también en mi labor como entrenador. Quiero crear un impacto en mis jugadores, quiero ayudarles a crecer no sólo como jugadores, sino también como personas, en sus vidas en general. Ésta es la pasión que me impulsa a hacer mi trabajo. 
Me gustan los retos, así que decidí empezar esta nueva etapa de mi carrera yendo a China. Encontré un lugar maravilloso donde crecer personal y profesionalmente, un lugar con una mentalidad diferente y una cultura distinta. China me dio el equilibrio para poder centrarme, como persona y como coach. Quiero lograr ser el mejor en lo que me dedico porque la actitud hacia todo lo que se hace debería tener como objetivo el ser el mejor. Yo tengo esa pasión de superación y lo intentaré dando el 100% dentro y fuera de pista, impactando en la vida de las personas porque, para mí, ser un coach significa sacar a los niños de su zona de confort, ser una parte importante de sus vidas. No es solo entrenarlos tirándoles cubos de bolas, sino también haciendo que los estudiantes-atletas se conviertan en mejores personas.
Para mi, la transición de estudiante-atleta a entrenador me ha hecho entender e identificarme con los valores que defendemos en esta academia y tratar de ser un ejemplo de ellos. Entiendo el respeto como el poder que tienes de ganarte el respeto en la vida de alguien. Entiendo el esfuerzo como el trabajo duro, para dar lo mejor de ti y ser el mejor. Para mí, la pasión significa el impulso, la motivación para progresar. Y veo a Sánchez-Casal como la integración de estos tres valores, como en una familia. Así que, por esta razón y muchas más, yo seguiré persiguiendo mi objetivo de ser el mejor en lo que haga y estaré al lado de la Academia Sánchez-Casal, que más que una escuela o un lugar de trabajo, ha sido como una familia para mí.
Artur Diyarov
Entrenador en la Academia Sánchez-Casal
