La perfección es esto: los cuatro pilares del éxito de Nadal

Por Emilio Sánchez Vicario, CEO y Fundador en Academia Sánchez-Casal

«Cada vez que salto a la pista trato de dar lo mejor que tengo». Tan simple y tan difícil.

Jugar un torneo y una final al nivel que este domingo nos mostró Rafa Nadal es de Cum Laude, o de PHD, o de Doctor Honoris Causa. Para mí, alcanzó su nota más alta en RG10, igual que el número de copas que ha levantado. Para el gran público puede parecer fácil viéndolo desde fuera, teniéndonos acostumbrados. Pero no es una coincidencia si nos quedamos con sus palabras al acabar: «He trabajado muy duro para estar aquí». No voy a centrarme en el triunfo, pero sí en la mejoría notable confirmada.

He tenido la suerte de admirar su proceso de mejoría al haber compartido algunos torneos y vestuario con él gracias a mi compromiso con Fernando Verdasco y es difícil plasmar lo difícil que es hacer lo que él ha hecho. Llegar al Estado Ideal de Competición que ha disfrutado estos días no es una casualidad. Él siempre ha sido un experto en competición, pero lo más increíble es su transformación, su mejoría en los cuatro pilares interconectados que te permiten competir en ese estado de gracia.

 

 

Técnica (10)

Su saque le salvó de situaciones comprometidas en varios momentos cruciales, la profundidad e intención del segundo le permiten seguir dominando en la continuación. Tremenda mejoría en la ejecución. Otra mejoría: su derecha en transferencia le permite abrir la pista más fácil. Pero el golpe que en la final hizo la diferencia es el revés cruzado, pasando de dominado a dominador. Para mí fue la clave de su victoria, por cómo conseguía sacar a Wawrinka de su zona de confort.

Táctica (10)

La agresividad de Rafa es una evolución lenta, pero que ha tenido premio al fin. Con la insistencia ha conseguido crear el hábito. Perdió la final de Australia por querer ganarla, insistió en Miami, pero se topó con el número uno en ese tipo de juego. En la tierra, en París, ha continuado en esa línea, hasta dominar sin cometer errores, que es lo más difícil de conseguir. Cada bola buscaba la iniciativa, y dominaba en todas las facetas. Para mí, insisto, incluir en táctica el revés cruzado y el nivel del saque han sido las fundamentales.

Físico (10)

Fue su fortaleza y fue su limitación. En esta ocasión, llegando tan descansado, tan sano, era peligroso. Sus movimientos, apoyos y su explosividad le permitieron perseverar en la táctica y aplicar su técnica de manera efectiva.

Mental (10)

Su cabeza, su concentración, su pasión y determinación por competir le hacen multiplicarse. Ni una duda, ni un bajón; su única preocupación es competir. Desde un inicio, usando todos sus hábitos, repeticiones, sus manías para hacerse sentir especial, guerrero, para potenciarse, empezando cada set con ventaja para poder presentarse intocable, agresivo. Y terminando igual.

 

 

Para llegar aquí son necesarias muchas horas de sacrificio, de repeticiones, de ocasiones perdidas, de frustraciones porque no sale lo que intentas hacer. Salir de tu zona de confort como ha hecho Rafa y conseguir ganar otra vez en París con superioridad total a rivales difíciles es de premio supremo. Cuando lo veía durante la gira americana, entrenado el doble que los demás, compitiendo a una velocidad que no era él, tratando de ganar él los partidos, cometiendo errores, pero persistiendo. Le veía hacerlo, le admiraba e intentaba ponerlo como ejemplo. Ahora nos ha demostrado que se puede mejorar, siempre.

 

 

 

El resultado a tanto esfuerzo se ve recompensado con esta Copa de los Mosqueteros, la Décima. Ya mismo empieza el periodo de hierba: no hay descanso y en 2008 y 2010, cuando ya ganó Roland Garros sin ceder un set, también triunfó en Wimbledon. Si sigue trabajando y mantiene ese Estado Ideal y esa pasión vamos a escribir mucho de él.

Emilio Sánchez Vicario
CEO y Fundador de Academia Sánchez-Casal

 

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